En el artículo del blog Competencias para afrontar con éxito los mercados financieros, que publicamos a principios de año, descubrimos cuáles eran las competencias adecuadas para invertir en bolsa.
Cada persona tiene una tendencia preferente a nivel competencial (práctica, emocional o intelectual), siendo ello parte de nuestra comunicación no verbal. Pero, como vimos en el artículo anterior, conquistar los mercados financieros exige alcanzar la excelencia en varias de ellas. Reconocer nuestras fortalezas e identificar en qué podemos mejorar, es clave para realizar los ajustes y proyectar la actitud necesaria para vencer al mercado y lograr el éxito.
En los próximos meses, profundizaremos en cada una de estas competencias, compartiendo con vosotros puntos clave, para avanzar en nuestro camino como inversores. Empezamos con la competencia práctica, centrándonos hoy en la valentía.
¡Vamos a por ello!
Contenidos
Operar en bolsa sin miedo
El mercado de valores es un camino lleno de peligros, donde nuestro principal objetivo debe ser garantizar nuestra supervivencia. Este camino no es nada fácil. Es más, podríamos decir que es difícil y duro. Es una ardua batalla que tenemos que librar y presentarnos sin miedo y con valentía.
Pero para ser valiente, lo primero que tenemos hacer es reconocer la situación de los mercados, percibir los peligros, los riesgos y las amenazas. Y si, a pesar de ello, decidimos afrontarlo, tenemos que tener el coraje de exponernos, correr riesgos y esperar la respuesta del mercado.
Ser un inversor de éxito implica tener la valentía de enfrentarnos al mercado. No podemos permitirnos temer al mercado. El miedo es una barrera psicológica para la gran mayoría de los inversores. Mirar a los mercados desde el miedo va a hacer que nuestra mente perciba temor en todo lo que mire, pero si actuamos con decisión, habremos ganado la mitad de la batalla.
Pero, ¿por qué los inversores de éxito no temen al mercado? ¿De dónde sacan ese coraje?
La respuesta es porque ellos se sienten con los recursos para enfrentarse al mercado. No buscan predecir lo que los mercados van a hacer, sino lo que ellos van a hacer en cada momento. Poseen un sistema que les proporciona una ventaja a su a favor y confían en ello.
Pero, además, han conseguido adaptarse al entorno, aprendiendo a vivir en la incertidumbre, minimizando su debilidad, y alejando a las emociones, ya que saben que son una distorsión en la forma de percibir e interpretar los mercados.
Aprender a vivir en la incertidumbre como inversores
La incertidumbre siempre va a estar presente en los mercados y, por eso, el inversor tiene que adecuarse lo antes posible al entorno, abrazando esa incertidumbre y aceptándola.
Esta es una variable intrínseca de los mercados. La duda en el resultado de una operación siempre va a estar presente. No existe forma de garantizar nada, ni siquiera aunque tengamos el mejor de los sistemas. Cualquier inesperado suceso puede ocurrir y modificar nuestra previsión: una posible tensión entre gobiernos, un desastre natural o un simple cambio de legislación que afecte a un sector.
Pero, ¿cómo entrar en el mercado sin saber qué va a pasar y con un resultado incierto? La forma de manejar la incertidumbre es asumir los riesgos de antemano, y aceptar el resultado sea el que sea.
Asumir los riesgos en bolsa
Sabiendo que no tenemos la certeza de que la operación bursátil vaya a ser favorable, lo mejor es buscarnos un aliado. Este va a ser saber con antelación cuál es la cantidad que podemos perder, para ver si la operación funciona o no.
Podríamos definirlo como la forma más barata de entrar en una operación, considerando que la operación puede no ser exitosa. De esta forma, acotamos la incertidumbre.
No considerar que la operación puede ser errónea significa que el ego nos está haciendo una mala jugada.
¿Dispones de los recursos para enfrentarte al mercado con seguridad? ¿Sabes los riesgos que asumes antes de entrar en mercado? ¿Cómo manejas la incertidumbre?
Asumir por adelantado el riesgo de invertir te va a permitir sostenerte en la incertidumbre, desde un espacio de confianza, permitiéndote actuar con valentía y operar sin miedo.
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