El autodenominado «Liberation Day» —el día en que Donald Trump prometió «liberar» a Estados Unidos de lo que considera acuerdos comerciales desventajosos— ha llegado. Y lo ha hecho cargado de nuevos aranceles que apuntan en todas direcciones: China con un 54%, los países de la Unión Europea con un 20% final cada uno de ellos… Otros socios clave no han escapado al renovado proteccionismo del presidente con un arancel mínimo del 10%, como es el caso de Argentina.
Y claro, la respuesta más inmediata al Liberation Day ha sido una sangría en los mercados. Por lo pronto, el SP500 ya lleva un retroceso del 20% desde máximos, y en otros índices como el Nasdaq ya es superior al 25%. Pero es que además, también ha conseguido paralizar la buena vibra que estaban teniendo en este arranque de 2025 las bolsas europeas. En especial, índices como el DAX alemán, o el IBEX35.
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Aranceles dispuestos a ser negociados
Eso sí, tan solo un día después sacó su vena empresaria para afirmar que estaba dispuesto a negociar los nuevos aranceles interpuestos, siempre y cuando “se le ofrezca a EEUU algo fenomenal”. Y no solo eso, también advirtió que ante la respuesta de sus aranceles con más aranceles de contraparte, como ha sido el caso de China, su Gobierno implementará “aranceles de todavía de otro 50%”. La amenaza no solo ha tensado las relaciones con Pekín, sino que ha encendido las alarmas en varios países europeos, cuyas economías podrían verse afectadas colateralmente.
¿Pero qué es lo que está buscando?, ¿A qué viene tanto desmadre más allá de la vieja perogrullada de traer de vuelta la industria?
Bien, la respuesta -que la veremos con mucho más detalle en el dominical de esta semana- podría estar en la deuda de EE.UU.. Como es bien conocido, en poco meses vencerá el 25% de toda la deuda de EEUU. Deuda que no va a poder pagar, y que va a tener que refinanciar en un momento que se está pagando un cupón -interés anual del bono- del 4%. Claro, toda esa renovación con esos cupones de escándalo, podría ser todo un agujero en la línea de flotación presupuestaria.
Y parece ser que lo que anda buscando, ese “algo fenomenal”, es que los países estén dispuestos a renovar su deuda con EEUU, pero no a corto plazo -un año o 5 años- sino a perpetuidad. Bonos a 100 años, que ofrecen un interés anual muy bajo.
Pero como decimos, si te interesa esto, ya lo explicaremos debidamente en el dominical.
¿Y cómo afectará el Liberation Day a España?
Por su parte, en lo que respecta a España, uno de los socios comerciales más importantes de Estados Unidos dentro de la Unión Europea, tiene varios sectores especialmente vulnerables a los nuevos aranceles. Entre los más expuestos se encuentran productos de alto valor añadido como el vino, las grasas y aceites, la maquinaria generadora de fuerza, los productos químicos, buques, muebles, alimentos preparados, productos pesqueros, lácteos, huevos, aeronaves y medicamentos.
De hecho, según datos del Ministerio de Industria, más del 10% de las exportaciones españolas en varias de estas categorías tienen como destino final Estados Unidos. Esto convierte a estos sectores en candidatos directos a sufrir una pérdida de competitividad tras la entrada en vigor de estos nuevos gravámenes. Y ya sabemos lo que vendría después, una caída de ingresos, despidos y un impacto agregado en la balanza comercial de España.
En consecuencia, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha salido al paso para pedir una respuesta conjunta de la Unión Europea frente al nuevo órdago arancelario de Trump. “Europa debe actuar como un bloque unido y defender un comercio abierto, sin caer en represalias automáticas, pero sin renunciar a sus intereses”, afirmó. Y no en vano, en su intervención, Cuerpo recordó además la importancia de reforzar acuerdos estratégicos como el de Mercosur, destacando que Europa debe mostrarse “abierta al negocio” en un momento de creciente proteccionismo global.
El mayor riesgo para la economía española
Así pues, el Ministro de Economía advirtió que, de consolidarse los aranceles propuestos por Trump, la economía española podría perder varias décimas de crecimiento del PIB, con un impacto especialmente desigual entre sectores. Y dos de los sectores más afectados serían el agroalimentario o el farmacéutico. Pero en particular el sector sanitario. Los nuevos aranceles podrían encarecer la importación de medicamentos clave producidos en EE.UU., afectando directamente los presupuestos hospitalarios y el acceso a tratamientos en España, lo que pondría sobre la mesa un riesgo de desabastecimiento.
En definitiva, aunque el plan de Trump es ambicioso para recuperar el pulso a las finanzas del país yankee, debe andarse con cuidado. Y es que puede pasar que la cura aplicada, por ser demasiado estricta, acabe siendo contraproducente para el paciente, es decir, los propios EEUU. Al final, un cerrojo al comercio, al primer país que afecta de lleno, es al propio estado al que supuestamente pretende proteger.
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