Ganar dinero rápidamente. Este es el mantra que lleva a miles de inversores a invertir en el intradía, sumergiéndose muchas veces en una operativa frenética que exige una atención constante hacia lo que ocurre en bolsa.
Ciertamente, ver cómo tu dinero ha crecido al cierre de los mercados es estimulante y te motiva a seguir invirtiendo. Pero la realidad es que invertir a muy corto plazo conlleva un riesgo mucho mayor que la inversión a medio y largo plazo. De hecho, más del 99% de los inversores pierde en el intradía. Vamos a ver por qué.
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El riesgo de tomar decisiones con el mercado abierto
¿Sabes lo que es el ruido bursátil? Es ese cúmulo de noticias y rumores que circulan cada día en los mercados financieros: que si tal empresa ha anunciado una ampliación de capital, que si la prima de riesgo de tal país ha bajado tres puntos, que si las ventas de tal modelo de móvil se han reducido mucho en el último trimestre…
Todo este ruido bursátil afecta a los inversores más negativamente en el intradía que en el medio y largo plazo. Piensa que una noticia que sale el día 2 puede tener repercusión ese día, pero, al cabo de una semana o de un mes, esa noticia es agua pasada.
Los inversores de muy corto plazo toman decisiones con el mercado abierto y, por tanto, lo hacen bajo la influencia del ruido bursátil, que conduce a perder la objetividad y la frialdad necesarias siempre para invertir en bolsa de forma eficiente. Esto se traduce en un mayor riesgo a equivocarse y, por consiguiente, a perder.
Hay que tener en cuenta que en el intradía, se valoran gráficos de horas o incluso de minutos. ¿Qué información determinante nos puede aportar esto sobre la rentabilidad de una acción?
En cambio, los inversores de largo plazo tienen la posibilidad de aislarse de ese ruido y tomar sus decisiones con el mercado cerrado, analizando gráficos semanales y mensuales, midiendo así la tendencia real del precio y calibrando detenidamente los movimientos más convenientes para su cartera.
Mirar la bolsa constantemente dispara tu nivel de estrés
Si hay algo que caracteriza al intradía es el alto nivel de estrés que genera en quienes lo practican.
Y es que los que invierten en el muy corto plazo, aunque al principio piensen que un ratito es suficiente para sacarse un gran capital, acaban dedicándole a la bolsa una media de seis a diez horas diarias. ¿Por qué?
Es sencillo y tiene que ver con la psicología del trading. Si los primeros movimientos salen bien y se produce una ganancia, la sensación del trader es que está en racha. Esto le incita a seguir invirtiendo, esta vez en valores más volátiles, por el efecto de la euforia. Después, si los resultados siguen siendo positivos, la ambición le impide parar y vuelve a invertir.
Y lo mismo le puede pasar si se da el caso contrario. Como se produzcan pérdidas durante la sesión, el empeño en recuperar lo perdido llevará al trader a seguir intentándolo en las horas siguientes.
Al final, el resultado más probable es que, para ganar unos euros, el trader se habrá pasado toda una tarde o toda una mañana pendiente de la bolsa, con los nervios crispados y las emociones pasando de extremo a extremo, como en una montaña rusa.
Obviamente, esta dinámica trepidante, día tras día, eleva el cortisol – la hormona del estrés- a niveles nada recomendables, por no hablar del tiempo que el trading te «roba» y que dejas de dedicar a otros menesteres o a tu vida personal.
Por tanto, el precio del intradía para tu salud puede ser muy alto, ya que, como dicen los médicos y los psicólogos, un nivel moderado de estrés es necesario para la supervivencia, pero un estrés excesivo puede desencadenar enfermedades muy diversas y, a veces, graves.
Esto no sucede en la inversión a largo plazo, donde basta con mirar la bolsa cada quince días y donde el número de operaciones es mucho más reducido.
El intradía genera tanta adicción como la droga
Seamos honestos. Invertir en el muy corto plazo no es realmente invertir, sino solo especular.
En este sentido, el intradía es como un casino, no solo por lo que al riesgo económico se refiere, sino también por lo adictivo que puede resultar el nivel de adrenalina que se libera con el trading. Tanto es así que se ha reconocido la «ludopatía» bursátil como una adicción comparable a cualquier otra, puesto que se observan síntomas comunes entre los pacientes: ansiendad, nerviosismo, pánico, irritabilidad, insomnio, cambios de humor, etc.
Asimismo, las personas adictas a la bolsa, a quienes las nuevas tecnologías les han facilitado aún más el acceso a su «droga», presentan un comportamiento muy parecido a otros ludópatas. Por ejemplo, después de perder dinero, vuelven a invertir para tratar de recuperarlo, hasta el punto de incurrir en deudas cuantiosas y arruinarse; pierden la noción de lo que hacen e introducen órdenes sin sentido, sin importarles ya si van ganar o a perder; mienten a sus familiares y a sus amigos, al ocultar las cantidades de dinero que destinan a la bolsa; y, por su puesto, pierden relaciones personales y laborales por culpa de la bolsa, pero son incapaces de dejarla por sí mismos.
Un perfil medio de ludópata bursátil sería un hombre de mediana edad, con un cierto nivel de formación, que a primera hora de la mañana, ya se ha mirado los diarios económicos, ha puesto en marcha sus indicadores favoritos, medias, RSI, etocásticos, MACD, etc; y ha empezado a meter sus primeras órdenes, incluso desde su lugar de trabajo. Si no puede operar al contado, se apalanca sin control. Y, si alguien le propone algún plan para su tiempo libre, pone excusas de todo tipo con tal de no quitarle tiempo a la bolsa.
Todos estos factores psicológicos y de comportamiento es más difícil que se den entre los inversores a largo plazo, ya que éstos tienen otros tiempos en su operativa y, aunque pueden llegar a sentir también emociones encontradas y han de controlar su ego para no equivocarse, no están sometidos a la presión de conseguir beneficios rápidos.
Por otro lado, cabe añadir que, al igual que existen clínicas desintoxicación para los adictos a la droga y de rehabilitación para los adictos al juego, también hay instituciones que atienden a los adictos a la bolsa. Algunos ejemplo son el National Council on Problem Gambling, en Estados Unidos; o el servicio de psiquiatría del hospital de Bellvitge, en España.
El peligro de invertir apalancado en el intradía
Si la dinámica del intradía operando al contado ya desencadena una serie de emociones adictivas, éstas se multiplican cuando el trader se apalanca.
El apalancamiento en bolsa implica operar con más dinero del que realmente se dispone en cuenta. Ese dinero de más lo presta el bróker, de forma que el trader puede tener posiciones mayores de las que tendría sin apalancamiento. Por ejemplo, si quisieras comprar 100 acciones a 20 euros y no tuvieras 2000 euros en tu cuenta, podrías pagar solo el porcentaje que te exigiera el bróker para apalancarte y el resto lo cubriría él. Es decir, si el margen fuera del 5%, tú pondrías 100 euros y el bróker, los otros 1900 €.
La posibilidad de operar apalancado es muy tentadora para cualquier trader, ya que aumenta sus potenciales ganancias, y más teniendo en cuenta que el volumen de operaciones en el intradía suele ser alto. Pero también crece el riesgo, sobre todo en caso de que se entre en una espiral de pérdidas. El trader perdería su inversión y, encima, se quedaría con una deuda importante. Imaginemos lo que puede suponer una situación así para la mente de un adicto a la bolsa, incapaz de aceptar la realidad.
Compites con las máquinas de alta frecuencia
Terminaremos este artículo planteando la siguiente cuestión: ¿Qué puede ganar alguien que opere en el intradía cuando compite en el mercado contra unas máquinas que lanzan más de un millón de órdenes por segundo?
Nos referimos a los robots del llamado High Frequency Trading (HFT) o Trading de Alta Frecuencia, que viene utilizándose desde 1999, sobre todo por la banca de inversión, los brokers y los fondos de inversión. Los ordenadores que utilizan funcionan de forma automatizada con algoritmos, para que den las órdenes de compra y de venta en función de unos parámenros preestablecidos. La velocidad con la que funcionan estos robots ya ha alcanzado casi a la de la luz.
El HFT es el responsable de más del 70% de operaciones en las bolsas americanas y de más del 40% en las europeas. Esta omnipresencia del HFT está cambiando los mercados en perjuicio de los pequeños inversores y, sobre todo, de los que operan en el muy corto plazo.
De hecho, muchos profesionales de trading reconocen que, si hace años, podían sacar beneficios en el intradía echándole muchas horas, actualmente no hay nada que hacer, porque las máquinas te liquidan.
Por tanto, ya ves que hay razones de peso por las que invertir en el muy corto plazo resulta del todo desaconsejable.
Si, después de leer este artículo, te decantas por la inversión a largo plazo, desde Eurekers, te explicamos cómo hacerlo partiendo de cero.
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