¿Están los elevados tipos de interés machacando a la banca pequeña y mediana de EEUU? Lo cierto es que tras los sucesos de marzo de 2023, apenas un año después el farolillo naranja -todavía no es rojo- se ha vuelto a encender con la primera insolvencia bancaria en EE. UU. del año 2024: Republic First Bank.
El Republic First Bank hace saltar las alarmas
De esta forma, el Republic First Bank, no confundirlo con First Republic Bank que fue uno de los que quebró en 2023 y debió ser comprado por JP Morgan (JPM), tuvo que ser intervenido por las autoridades financieras de Estados Unidos para posteriormente transferir su control al Fulton Financial, otro banco regional. Y es que una vez más, la bancarrota reciente de este banco tiene causas similares a las que afectaron a otras tres entidades bancarias en 2023 (Silicon Valley Bank, First Republic Bank y Signature Bank), esencialmente inversiones de largo plazo financiadas por deudas a corto plazo.
Con el elevado estado de tipos de interés, su cartera de bonos está sobrevalorada. Por tanto, en caso de tener una necesidad urgente de liquidez, debe deshacer parte de la misma, a pérdidas. Unas pérdidas que pueden generar suspicacias, incentivando a los inversores a buscar opciones más seguras e incluso con algún tipo de remuneración pasiva. Una especie de profecía autocumplida.
El fantasma de la crisis bancaria vuelve por los altos tipos
No obstante, a diferencia de los eventos del año pasado, este banco es considerablemente más pequeño. Contaba con solo 6.000 millones USD en activos, en comparación con los más de 200.000 millones de dólares de Silicon Valley Bank, por lo que, por ahora, no parece ser una gran fuente de preocupación.
Pero sí que pone de manifiesto un problema subyacente mucho mayor: los altos tipos de interés de la banca central continúan castigando a los bancos regionales de EEUU. Y es que esta situación podría provocar más dificultades de liquidez a futuro. En consecuencia, este es uno de los principales motivos por los cuales es probable que la Reserva Federal (FED) debe considerar reducir las tasas de interés a pesar de que la inflación sigue sin estar completamente bajo control, especialmente en EE. UU.
Y es que aunque es cierto que la inflación no ha alcanzado los picos extremos de 2022 (cuando recordemos se situó en entornos superiores al 10%), se ha estabilizado entre el 3% y el 4%, y no se consigue doblegarla por debajo del techo máximo del 2%. Justamente este hecho, debería hacer que la FED no redujera sus tasas hasta que el objetivo estuviera cumplido… Aunque es probable que lo haga si las tasas de interés actuales continúan castigando la banca regional estadounidense e incentivando a concentrar más si cabe el sector bancario.
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