Es cierto que en el pasado ya dedicamos una newsletter a la inversión en petróleo. Sin embargo, en un mundo cambiante como el actual, y en el que de repente la inversión en materias primas parece haber despertado del largo letargo en el que estuvo metida la década pasada, es hora de actualizar la información con los últimos movimientos del mercado.

Así pues, hoy vamos a hablar de una de las figuras más emblemáticas del mundo financiero: Warren Buffett. Y es que, en plena era de transición energética, el legendario inversor ha sorprendido al mundo con una jugada maestra: invertir en el codiciado oro negro.

A pesar de que muchos consideran al petróleo como una industria en decadencia, Buffett ha decidido apostar fuerte por ella. A través de su holding, Berkshire Hathaway (BRK.A), ha invertido más de 35.000 millones de dólares en la industria petrolera, con especial interés en Chevron (CVX) y Occidental Petroleum (OXY), dos de los mayores productores de Estados Unidos, y por cierto, no muy lejos de máximos históricos.

La pregunta que todos nos hacemos es: ¿Por qué? La respuesta, paradójicamente, podría estar en la visión a largo plazo de Buffett. Según el Oráculo de Omaha, a pesar de la transición hacia las energías renovables, el mundo seguirá necesitando petróleo durante muchos años. Y Buffett, con su olfato para los negocios, ve una oportunidad dorada en este sector.

Y es que el petróleo sigue, y seguirá siendo una materia prima esencial para el mundo, principalmente por los siguientes cuatro motivos:

En primer lugar, no debemos olvidar que a pesar de la transición energética que se está llevando a cabo de Occidente; Europa y EEUU, tan solo son dos mercados más. Por otro lado, está China, el resto de Asia, África -y en menor medida América Latina-. Hablamos de continentes con un hambre atroz por sacar a su población de la pobreza, y que para ello, poco les importará contaminar un poco más, si eso consigue industrializar y enriquecer rápidamente sus países, como por cierto, hicieron Europa y EEUU en el pasado.

En segundo lugar, gracias a los avances tecnológicos, las empresas petroleras han logrado reducir sus costes de producción, lo que significa que pueden obtener beneficios incluso con precios bajos del crudo. No en vano, desde Occidental Petroleum han asegurado que se podrían obtener beneficios con un precio del crudo alrededor de los 40 dólares/barril. Hoy está por encima de los 85 dólares.

En tercer lugar, nos encontramos con la siempre díscola OPEP, que a veces da la impresión de que está al servicio de los intereses de Rusia. Así pues, la organización de países productores de petróleo, aseguró en julio de 2023 que mantendrá sus recortes de producción de 3,6 millones de barriles diarios menos, como mínimo hasta mediados de 2024, y siempre con la idea de que el precio del oro negro se estabilice en torno a los 80 dólares por barril. Y en caso de que este no se estabilizara en dicho nivel, seguiría reduciendo la oferta.

Y en cuarto y último lugar, están todas las trabas que desde Occidente se están poniendo con la transición ecológica. El hecho de fijar altos impuestos, una elevada burocracia, y hasta un límite de consumo de su población con horizonte entre 2035 y 2050, desincentiva la inversión en estructuras de extracción petrolífera.

En consecuencia, esto hace que las empresas petroleras no reinviertan en sus estructuras muy intensivas en capital. Todo lo contrario, como las empresas ya no tienen incentivos a reinvertir, acaban repartiendo entre sus inversores jugosos dividendos. Y claro, conforme se van drenando los pozos, como no se reinvirtió en producir nuevos, sencillamente y con el paso de los lustros, la oferta será cada vez menor.

Con todo, tenemos un cocktail mortal, en el que aunque no está claro que la demanda vaya a subir en exceso -ya veremos si países como India o el conjunto de África consiguen revertir sus situaciones de pobreza-, es evidente que la oferta si que va a ser cada vez menor, tanto por voluntad de la OPEP, como de nuestros propios líderes políticos.

Con todo, estas son las cuatro causas que podrían haber llevado al legendario inversor a abrir nuevas posiciones en el mercado petrolífero. Es más, recientemente declaró:

Sospecho que la idea de la transición para abandonar los combustibles fósiles llevará más tiempo de lo que espera el mercado

Y es que Buffett no solo piensa, en los cuatro puntos que hemos puesto en consideración hoy aquí, si no que además en el medio plazo, posiblemente se alarguen los plazos de transición energética, lo que ante una oferta más contraída (por causas de la OPEP y políticos europeos), llegaría a incrementarse nuevamente la demanda, al necesitar una fuente de energía complementaria a las todavía no implementadas energías renovables.

Y atención, porque no son solo interesantes las compañías en las que ha invertido Buffett, otras grandes multinacionales como Shell (SHEL.L), o ExxonMobil (XON) también cotizan en máximos históricos. Y hasta nuestra Repsol (REP.MC), muy alejada de máximos históricos, parece haber roto la tendencia bajista en la que llevaba más de una década atrapada.