Hace poco, conocíamos que, entre los preparativos para la Copa Mundial de la FIFA 2022, Qatar tiene planificado construir 16 hoteles flotantes que reforzarían la infraestructura necesaria para acoger a los más de 1,2 millones de visitantes que espera recibir.

Estos hoteles están diseñados por Qetifan Projects, una subdivisión de la compañía hotelera más grande de Qatar y propiedad del gobierno, Katara Hospitality. Serán unas construcciones prefabricadas de 72 metros de largo por 16 de ancho, cuatro pisos, 101 habitaciones (1.616 entre los 16 hoteles), restaurante y bar salón. Además, estarán alimentadas por energía solar y dispondrán de los mismos servicios y comodidades que están disponibles en los inmuebles construidos en tierra.

No es la primera vez que se diseñan construcciones flotantes en el mundo. Este año, por ejemplo, está previsto que, en la Polinesia francesa, se construya una ciudad flotante en medio del Pacífico, en el marco del proyecto Artisanópolis, impulsado desde Silicon Valley por un ex ingeniero de Google y el cofundador de PayPal, entre otros gurús tecnológicos.

También es conocido el proyecto "Ocean Flower", un complejo residencial flotante en medio de las Maldivas- o el de la sala de cine flotante en la Isla de Kudu (Tailandia).

Sin embargo, el proyecto de Qatar es el primero en el que se utilizan inmuebles flotantes como una solución temporal de alojamiento, lo que abre grandes expectativas en los sectores de la Construcción y el Turismo. Hay que tener en cuenta que estas estructuras flotantes de uso provisional se pueden reubicar o ubicar en zonas remotas, donde las conexiones de servicios públicos no están disponibles, ya que son edificios que utilizan instalaciones independientes de energía y tratamiento de residuos. Esto permitiría a muchas ciudades costeras de poco tamaño organizar eventos extraordinarios con alta concurrencia de público, así como fomentar el turismo estacional de forma más eficiente.